Marcelo Nilo (Schwenke y Nilo): Hay que volver a desarrollar un tejido social comprometido"
Mi canto se hizo estrella, se hizo arena y roca en el mar , para que el hombre de mi pueblo, de nuevo vuelva a cantar" ("Mi Canto" Schwenke y Nilo, volumen 2)
Guitarra en mano, Marcelo Nilo llegó un día a Santiago desde Valdivia junto con Nelson Schwenke, su compañero de andanzas, y juntos entregaron sus canciones con olor a sur, pero más que eso, con acordes comprometidos con la lucha contra la dictadura de Pinochet.
Guitarra en mano, hoy Marcelo Nilo sigue en el dúo, pero ya no sólo aporta sus puntos de vista a través de los acordes. Pelilargo como siempre, pero ahora canoso, el músico dirige la Fundación Víctor Jara y desde ahí está intentando reagrupar a las bases o más bien regenerar un espacio para que los artistas y la gente se vuelvan a reconocer, pese al imperio de la TV, de la comodidad del sofá o de las tarjetas de crédito que hacen mucho más fácil centrar la vista y el corazón desde la puerta de la casa hacia adentro.
Hoy, 14 años después del regreso de la democracia, la poesía de los Schwenke y Nilo sigue viva y el dúo se apronta a celebrar sus 25 años como grupo presentando el Volumen 8, que busca ser energía nueva en un Chile que Nilo vislumbra demasiado gris.
Desde su oficina de la Fundación Víctor Jara, en calle Huérfanos frente a la Plaza Brasil, el músico valdiviano explica que el sentido de este disco es decir que estamos recién empezando o, mejor dicho, comenzando otra etapa. El disco anterior, el disco en vivo que fue el resumen, fue como la reflexión de todo lo que vivimos antes y este es el primer disco que hacemos después de ése, que tiene que ver con estos tiempos".
¿Y a qué le van a cantar en estos tiempos?
Lo que estamos haciendo es parte de lo anterior con lo que estamos viviendo ahora. Por ejemplo, en la época de la dictadura, el tema del amor de pareja nunca lo tocamos porque había otras urgencias. Le hicimos guiños a la pasada, una cosita poca, pero nada más porque en ese tiempo estábamos en la lucha. O sea, yo no era yo, sino una parte de todos los que estábamos en esa pelea. En ese tiempo, la vida tenía sentido porque yo salía a la calle e inmediatamente era parte de los demás y necesario para los demás. Ahora, en cambio, si yo desaparezco a esos otros les da lo mismo. Entonces, hemos retrocedido tanto, que nuestro problema es resolver, hoy en día, dónde estamos parados. Y ahí está la pareja y la familia. Por eso, en este disco le digo a mi señora que la quiero, y que no soy el proveedor de la casa ni la veo a ella como una posible renta más en la familia para que esta familia pueda comer. Tengo que decirle a ella por qué la quiero y cómo la quiero y qué significa para mí. Por eso, la temática del amor va a cruzar este disco, como en el anterior lo cruzó el tema de la muerte.
¿Un disco romántico?
No. Tocamos el amor de pareja, pero también el amor por los demás. Este disco trata de decir que no hay que abandonar nunca el espacio social que uno debe tener. Queremos decirle al otro que sólo porque te quiero, aunque tú no me creas, aunque no estés hoy, yo voy a seguir trabajando incluso por lo que tú no hagas porque sé que en algún minuto tú vas a tener que llegar aquí. El disco habla del amor, pero el amor por los demás, no sólo por la pareja. O sea, aquí no vas a encontrar ninguna canción del tema de la pareja en el sentido del romanticismo, del por qué se fue y eso. Cuando tú te fuiste, cuando abandonaste o te abandonaron, dejó de haber amor. Por lo tanto, ese sentimiento ya no es amor. Puede ser soledad o nostalgia de una relación que ya no existe. Para nosotros el amor se vive cotidianamente y de ese amor es del que vamos a hablar. Pienso que el lanzamiento va a ser pronto con un par de conciertos acá en El Galpón de Víctor Jara.
LA FUNDACIÓN VÍCTOR JARA
A propósito, ¿adónde apunta la labor de la Fundación Víctor Jara?
Para mí, estar en la Fundación Víctor Jara es un lugar natural, por muchas razones. Me invitaron a trabajar en el directorio de la Fundación y en la medida que han ido apareciendo nuevos desafíos, hoy estoy como director ejecutivo interino, tratando de entender este proceso de tener este espacio y buscando la posibilidad de mantenerlo en el tiempo, lo que resulta una tarea verdaderamente titánica, que ojalá resulte, pero es todo bastante incierto...
¿Problemas de financiamiento?
Sí, por el tema del financiamiento. Yo acá colaboro, mi trabajo no es remunerado y mi tarea es conseguir los objetivos que se plantea la Fundación, partiendo por la difusión de la obra de Víctor... Acá hay una cantidad de información que la gente puede venir a recabar sobre la obra de Víctor Jara. Además, están todas las actividades culturales y sociales. Culturales, a través de la sala El Galpón de Víctor, que está equipada para que los artistas puedan desarrollar un trabajo digno, con todo lo necesario para presentar sus trabajos con la calidad técnica que se requiere. Y en el plano social, estamos abiertos a las organizaciones sociales para que realicen actividades acá. Sin embargo, el problema es el financiamiento, pero por ahora es un problema de pocos, aunque esperamos que mucha gente quiera que la Fundación subsista.
¿De quiénes esperan ese compromiso?
Tengo la sensación de que hay mucha gente que tiene necesidad de participar con otros. El tema es cómo encontrar esos canales de vínculo hoy, cuando el tejido social ha sido desarticulado. No es un problema de la Fundación reconstruir ese tejido, sino que de la sociedad y nosotros estamos haciendo una parte de eso.
¿Cómo?
Juntando en El Galpón a los artistas, vinculándolos. Hay que volver a desarrollar lo que en este país existió: un tejido social activo, comprometido con el quehacer social, y no pasivo. Lo que vemos hoy es al individuo que va a trabajar, vuelve a su casa y resuelve su tema de participación en la sociedad a través de la televisión. Hay mucha gente que debería estar en la Fundación y el trabajo es cómo conseguimos vincularlos. Obviamente, no es a través de los medios de comunicación tradicionales porque lo que promueven, en general, es todo lo contrario. Su mensaje es: resuelve tu problema tú y yo te ofrezco todas estas posibilidades, en la medida que tengas más o menos dinero. Entonces, nosotros tenemos que buscar formas alternativas para reconstruir el tejido social. Y ese es el primer paso y es bastante difícil porque hemos retrocedido muchísimo. Hemos llegado tan atrás, que hoy el tema es súper primario: es cómo les decimos a los individuos que tiene algún sentido vivir porque se ha perdido el sentido de la vida.
Pero concretamente, ¿cuál es el aporte de la Fundación?
Estamos en un primer paso en el que los artistas estamos empezando a reconocernos nuevamente en este espacio llamado El Galpón de Víctor. Esa sala ha sido súper importante porque es un espacio que nos permite volver a vernos y saber qué es lo que pasa con el otro. Es un espacio que permite saber que existen artistas que no sabíamos que existían. Gracias a este lugar empiezan algunos a llegar y dicen, 'oye, nosotros somos payadores, trabajamos unos viejos con otros jóvenes, ¿podemos acercarnos acá?'... Fantástico. Un grupo de músicos jóvenes quiere lanzar su primer disco... Este es el lugar. Este es un espacio para todos esos que andan por ahí haciendo cosas, que son los mejores desde nuestro punto de vista. Lo importante es que los payadores, los hip-hoperos, los rockeros, los cantautores, los bailarines, los actores empiecen a reconocerse y a saber que existen. En esa etapa estamos y ojalá lleguemos a un segundo paso, a vincular a toda esta gente y después, en un tercer paso, poder realizar tareas juntos y que esto tenga sentido para todos.
Entonces, ¿todavía queda poesía?
La poesía no va a morir nunca, lo mismo que la música. Existe mucha poesía en la vida de los chilenos, sólo que a veces no sabemos como vivirla. Muchas veces no podemos llegar a esa poesía porque estamos negando mundos que van más allá de lo estrictamente materialista. Existe poesía en la medida que tengamos valores.
¿Cuán vigente está la obra de Víctor Jara?
Víctor fue de verdad y vive en el corazón de la música chilena y de nuestro pueblo. Como él vive ahí, aunque lo quieran negar, siempre va a estar ahí, pero no porque exista una Fundación. Lo que nosotros tratamos de hacer como Fundación es intentar darle continuidad a lo que él proponía. Queremos transmitir su mensaje. El quería que fuéramos seres sociales, libres, democráticos... Quería un país con justicia social, solidario, respetuoso de las minorías. Para eso nosotros promovemos sus canciones y damos a conocer su vida. Víctor no sólo fue un cantante, sino que dejó escritos, por ejemplo, de qué pensaba había que hacer en relación a la cultura.
A propósito, ¿cuánto le sirve a la Fundación la creación del Consejo de la Cultura y las Artes por parte del Estado?
Como Fundación, todavía no participamos directamente, pero vemos con muy buenos ojos que exista un organismo del Estado que empiece a preocuparse por la cultura. La cultura es un bien para todos, que debería democratizarse. Hoy sólo el que tiene plata accede a las actividades culturales en este país. Antes no existía un organismo así, esto ya es un avance porque pasamos del Fondart a algo mejor. Esta no es la solución, no es un Ministerio, pero es mejor que nada.
¿Cómo piensan aprovechar esta instancia?
Les vamos a presentar un proyecto, donde ni siquiera le pedimos ayuda económica para la Fundación, sino que le solicitamos un apoyo para una de las áreas más pobres de las artes de este país, como es la danza. Vamos a proponerle un programa de funciones de danza de las compañías independientes, que pudiera desarrollarse durante todo el año. Y en cuanto al financiamiento de ese proyecto, queremos que sea compartido, cincuenta por ciento el Estado y cincuenta por ciento la Fundación. O sea, ni siquiera les pediremos plata para la Fundación, sino que para poder generar un espacio para estos artistas y para que la danza pudiese llegar a más gente.