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Silvio Rodriguez en México: "En Cuba los derechos humanos se respetan"

Silvio Rodriguez en México: "En Cuba los derechos humanos se respetan" Fuente: www.zonaacustica.com

El pasado sábado 24 de abril, El aprendiz de brujo nuevamente visitó tierra Mexicana, aunque en esta ocasión no fue en Guadalajara sino en la capital.

El lugar: 1er Festival de la Palabra que además de Silvio, es visitado por figuras de la talla de José Agustín, Roger Sartier, Jeannette Lozano y figuras en la música como Joaquín Sabina, Luis Eduardo Aute y Fito Páez.

La conferencia titulada “charla con jóvenes” tendría lugar en el salón universitario El Aleph, Un espacio en el centro cultural Banamex acondicionado perfectamente para que el cantautor pudiese dar una conferencia al mayor número de gente posible.

Mi arribo fue alrededor de las cinco de la tarde, mientras recogíamos las acreditaciones para prensa apenas había cerca de cincuenta o sesenta personas sentadas esperando. Anterior a Silvio habría una charla con Carlos Loret de Mola, Fernanda Tapia y el productor de Big Brother VIP, (que no recuerdo su nombre). En la cual Fernanda realizó una divertida dinámica y Carlos respondió inteligentemente algunas preguntas que más que preguntas parecían agresiones sin fundamento de fanáticos de cierto partido político que iban ahí con el afán de defender a ultranza las acciones de López Obrador y castigar a la prensa por haber emitido juicios de valor al mostrar el video de Bejarano.

Pero bueno, la charla terminó de una forma agradable alrededor de las 7: 20 de la noche y eso era ya un pandemonium.

Cabe destacar la impecable organización, que tomando como referencia la anterior experiencia en Guadalajara, pensé que se saldría de control; no obstante eso no sucedió en ningún momento.

Al filo de las 7:40 una mujer que acompañaba Silvio (no era Niurka) anunció que el cantautor se encontraba escuchando la conferencia que Roger Chartier y Antonio Saborit presentaban acerca de Cervantes y el Quijote y que lo más probable es que se retrasara un poco por ese motivo. Inmediatamente después comenzó a sonar Playa Girón en las bocinas y la gente aplaudió frenéticamente y uno que otro también cantaba.

Conforme pasaba el tiempo, las cosas se complicaban, al principio sólo éramos cinco miembros de la prensa, pero cuando daban las ocho en el reloj, el número ya rebasaba los veinte y ni hablar del público, que a ojo de buen cubero calculo que superaba fácilmente los mil quinientos.
La premisa era que tendríamos cinco o diez minutos frente al estrado, para tomar fotos y después saldríamos del recinto mientras un nuevo grupo de cinco hacía lo mismo, así hasta que todos los miembros de prensa tuvieran un lugar frente a Silvio. Después volveríamos a pasar y así sucesivamente durante toda la charla.

En los altavoces sonaban canciones como el mayor, pequeña serenata diurna o esta canción y la gente comenzaba a corearlas al punto que los ingenieros pausaban la canciones para escuchar a la gente emulando perfectamente un concierto de Silvio.

La mujer que dio el anuncio inicial del retraso del aprendiz comenzó a animar a la gente a que cantara para calmar el ansia y desesperación que muchos sentían a causa las horas que llevaban ahí sentados esperando ver al maestro. La atención de la gente se concentraba en las dos posibles rutas por las que Silvio entraría. Uno de los organizadores, que era calvo, decidió hacer una broma y entrar por una de las puertas haciendo pensar a muchos que se trataba del cantautor. Dicha broma relajó un poco la tensión.

Inmediatamente recordé aquel diciembre del año pasado cuando en Guadalajara sucedía algo similar, y pensé que, en esos momentos, ser calvo y usar lentes era demasiado arriesgado por que varias veces la gente los confundía con Silvio y armaban un buen alboroto.

Cuando el reloj marcaba las ocho treinta aproximadamente, Silvio entró y la algarabía fue
Tremenda: “¡Silvio te amo y quiero un hijo tuyo!” gritaba un policía. Mientras subía al estrado y ubicaba el sillón negro desde donde hablaría a total proscenio, nos indicaron que ya podíamos pasar. Al cabo de quince segundos nos dijeron que nuestros cinco minutos habían terminado (fueron los cinco minutos más cortos de mi vida, ahí si le fallaron con el cálculo) y mientras el maestro decía que estaba muy contento de poder estar ahí, nosotros salíamos en cuclillas para luego volver a entrar y ubicarnos a un costado del estrado.

Se llevó a cabo nuevamente una ronda de preguntas y respuestas (con el modelo de conferencia de prensa) a las cuáles Silvio respondió todo tipo de preguntas, una de las primeras y creo que una de las dudas más grandes que muchos teníamos fue precisamente el porqué ya no hacía conciertos.
Silvio respondió que en este momento de su vida estaba muy concentrado en otras actividades, que de pronto se topó con un conflicto interno y quiso evolucionar como artista.

“Pero eso no quiere decir que yo no vaya a hacer conciertos en un futuro” Dijo el cantautor alentando un poco a la gente y hablando de sus futuros proyectos, entre los cuales mencionó que al contar con casi veinte canciones grabadas con Afrocuba (inéditas aún) podría editar un nuevo álbum “haciendo un poco de trampa con la tecnología de hoy” que contenga esos temas e incluso hacer un disco que contenga las canciones que hizo en el montepesquero Playa Girón que ha grabado y que naturalmente llevaría por título: canciones del mar.

“No he dejado de hacer canciones, sólo conciertos, la prueba está en este nuevo disco que saqué del cual absolutamente todas son nuevas” dijo Silvio refiriéndose a cita con ángeles.

Hubo dos momentos esa noche que me partieron el corazón, el primero, sucedió cuando Silvio le pidió a un miembro del staff que le pasara un micrófono a un niño que quería hacerle una pregunta, el micrófono no funcionó y Silvio pidió que el niño se acercara, el niño avanzó hasta ubicarse frente a Silvio, y con la voz quebrada y las palabras atoradas en la garganta emitió un “maestro, buenas noches” que por la emotividad inmensa contenida en la frase, ocasionó una tremenda ovación y me supongo yo, también quebró a Silvio.

El niño tenía alrededor de diez años, pero al verlo, me vi a mi mismo a los doce, momento en el que si hubiese tenido oportunidad de tener a Silvio enfrente seguramente la voz se me hubiera quebrado de la misma manera. Comprendí mucho y me identifiqué profundamente con ese niño. La pregunta era que le inspiraba a escribir sus canciones. La respuesta prefiero transcribirla tal cual Silvio la contestó:

“Mira, yo creo que lo que me hizo hacer canciones, fue la soledad yo estaba pasando el servicio militar obligatorio, y pasaba noches muy aburridas en los campamentos militares. Y había un amigo que tenía una guitarra y yo veía que él se la pasaba maravilloso ahí con su guitarra él solito, yo veía y decía: este no está tan triste como yo, algo debe tener esa guitarra y se la empecé a pedir prestada, y él empezó a prestármela, a veces me quedaba tanto rato con la guitarra que me daba vergüenza con mi amigo y acabé comprándome una. Empecé a aprenderme canciones que se escuchaban en la radio, canciones que me enseñó mi amigo, canciones de esa época que eran canciones de moda; pero hubo un momento en que yo quería escuchar canciones que no estaban hechas, y se me ocurrió intentar hacerlas yo. Así de sencillo, yo empecé a hacer canciones por que quería escuchar melodías y palabras en esas melodías, que nadie las había hecho. Y pensé que yo alomejor podía hacerlas. Y las empecé a cantar por que... bueno primero empecé a cantármelas a mí mismo, y un buen día junto con los amigos que me rodeaban del ejército, como yo, éramos muy jóvenes, muy jóvenes. Dentro de las canciones habituales que yo cantaba o que le acompañaba a otros amigos para que cantaran, colé una mía. Pero no dije que era mía, sólo la colé y la canté. Yo, haciendo un experimento, a ver si dicen algo, y entonces a varios de ellos les llamó la atención. ¡ey esa canción! Y entonces yo decía: la verdad que no está muy buena ¿verdad? Y entonces me dijeron que no, que extraña, que diferente, que de quien era; y las primeras veces que canté mis canciones no dije que eran mías por que tenía temor de que no gustaran; luego, me busqué a un amigo ahí en el ejército también que empezó a cantar mis canciones conmigo y ahí empezamos a trabajar en los festivales de aficionados que hay en el ejército, que ocurren todos los años, y va gente que toca el acordeón, que toca el piano, que hacen canciones o que bailan o que... hacen de todo. Y lo hicimos durante dos años, íbamos primero a las actividades de algunas unidades y después a las nacionales. Nunca ganamos nada. Nunca nos dieron ningún premio. Bueno, esa es la historia inicial. Ya lo demás lo conoces tú.

El niño le preguntó nuevamente si de ahí salió la guitarra del joven soldado, a lo que Silvio respondió que efectivamente de ahí provenía el tema. La gente gritaba: “¡cántala!” el niño hizo una pregunta más: “¿cuál fue la primera canción que tocaste?” A lo que el maestro respondió:

“mira que tú me estás haciendo preguntas difíciles, la primera primera, fue una canción que yo hice, que la hice sin la guitarra, osea que hice la melodía y la letra y que un amigo del trabajo, fue antes de estar yo en el ejército, y se llamaba el rock de los fantasmas (la gente le pidió que la cantara) yo no me la sé, se la sabe un amigo mío dibujante, ese que me la canta cada vez que me ve, me empieza a cantar el rock de los fantasmas y yo no me la sé, yo ni siquiera la tengo copiada, se los juro. Después de ahí pasaron como dos años, entré al ejército, y ya como estaba en el ejército y ya tenía guitarra empecé a componer con cierta sistematicidad, osea más o menos serio, y ya de esa otra etapa componiendo con guitarra, la primera canción que hice se llamaba Saudalle, como dicen los brasileiros que es la nostalgia, la tristeza, saudalle, dicen ellos. Así se llamaba. Y era una canción muy normal, sobre un amor que no tenía o que no me quería, una cosa así. (risas) era una maestra,(risas) era una maestra militar que me decía Silvito y yo quería que me dijera Silvio. (Aplausos) y ya. “

Un muchacho le preguntó cuál era el papel que un artista debe desempeñar, Silvio le contestó que eso le era fácil a él por que su música tenía letra y a través de ella podía expresar sus ideas, pero hubo algo que me llamó la atención en su respuesta:

“yo pienso que todos en realidad trabajamos para nosotros mismos, es muy importante, yo no te diría estar contento con uno mismo, sino más bien saber que uno está inconforme con uno mismo, sólo así uno puede todos los días intentar hacer algo, es la única manera, por lo menos así yo lo veo y es muy importante también saber que es lo que tu te quieres responder aunque el código que usas para comunicarte con los demás ignore eso, tu tienes que estarte respondiendo eso y tenerlo muy claro. no sé si me estés entendiendo lo que te quiero decir, (el muchacho le dijo que si) si tu no tienes eso claro, me parece que es muy difícil después, por que si no te transformas en una especie de muñequito de relaciones sociales y no un artista que es lo que tu quieres ser en definitiva, yo me confundí un poquito cuando introdujiste la palabra “cívico” por que te entendí que me estabas preguntando de el supuesto papel de un artista en la sociedad, y si, la sociedad influye en los artistas y en muchos sentidos el nivel tecnológico de una sociedad influye en lo que tu vas a hacer, cómo lo vas a hacer y hacia dónde vas a llegar pero yo creo que los artistas un poco ocurren, como ocurre la lluvia o como ocurre el viento, yo creo que es bueno tener esa especie de creencia por que es la que te permite ser profundamente el siguiente motivo, yo lo veo así, pero seguramente le preguntas a otro y te dirá otra cosa por que dicen que cada quien tiene su librito.”

Quiero transcribir algunas preguntas más que me llamaron la atención relacionadas con el tema.

Una muchacha le dio las gracias a Silvio, por que comentó que uno ve un tren explotando en Atocha, uno ve asaltos en las calles pero al llegar a casa y poner un disco de Silvio uno piensa que hay gente buena y gente que vale la pena (yo pienso lo mismo al escucharlo) y le da las gracias por la esperanza y el decir que hay un futuro. Le pregunta el porqué no ganar mucho dinero y no venderse a lo comercial a lo que el aprendiz responde:

“Bueno, yo he ganado mucho dinero, quiero aclararlo, quizá he renunciado a ganar más, por que la lógica te lleva a no saciarte en ese sentido. Y a mi me parece esa una de las más grandes estupideces humanas, osea esa cosa de mientras más tengo más quiero, esa mecánica que no para y te convertirte en una especie de esclavo de esa mecánica, y debe ser por que ya yo empecé admirando mucho a los artistas, cuando digo los artistas digo a los grandes escritores, a los poetas, a los pintores, a los músicos y ya yo tenía mucho respeto cuando empecé yo a hacer canciones, yo era muy jovencito y de verdad yo le tenía mucho respeto a las artes y me parecía que ser artista era algo muy serio y me lo tomé de esa manera; me dio por tomármelo de esa manera.

Nunca me imaginé que iba a ser famoso, nunca me imaginé siquiera que iba a cantar mis canciones yo pensaba que mis canciones las iban a cantar otros, de hecho yo empecé a componer un poco con esa idea de darle mis canciones a intérpretes y que los intérpretes fueras los que las cantaran. Fue esa práctica de cantarle a mi familia a mis amigos y luego a personas que me escucharon lo que me llevó de pronto a pararme ante una cámara de televisión un día. Pero nunca pensé que iba a ser mi destino ni trabajé en esa dirección, sencillamente por que siempre vi el arte como un estado superior, como una forma de transmitir las cosas grandes y profundas que tiene el ser humano, que siente el ser humano. Yo lo veía así a los 17 años y ahora quizás puede que encuentre o que tenga palabras un poco aprendidas para explicarlo pero sigo sintiendo que la verdadera manera de sentirlo era aquella: como lo sentí a los 17 años; y trato de ser fiel a ese muchachito de 17 años que una vez fui. Ahí hay una muchacha que salta, hace horas que está saltando, esa, esa, por favor pásenle el micrófono”

Aquí empezamos con la polémica de la noche.

LA MUCHACHA QUE SALTABA: Buenas noches soy Belén Aguilar, te doy las gracias por darme la palabra. Bueno yo soy una persona que tiene unos cinco años escuchándote y la verdad me ha gustado mucho, creo que me has abierto un muy grande panorama. Y mi pregunta va dirigida a una pregunta que te hicieron...

SILVIO: eh, discúlpame. ¿Tú podrías hablar un pelito más despacio y más directo al micrófono?

LA MUCHACHA QUE SALTA: Si, claro.

SILVIO: Gracias.

LA MUCHACHA QUE SALTA: Bueno mi pregunta va dirigida a una pregunta que hicieron (Nota del editor: la muchacha le preguntó a una pregunta) casi al principio de esta conversación y, este, yo también soy de la UNAM y me da mucho gusto que estés aquí, me dijiste y me mencionaste que en cuanto a los derechos humanos, pensabas que estaba todo bien en Cuba, dijiste que si no los molestaran tanto serían más autocríticos y mi pregunta sería ¿No es una posición un tanto cómoda decir que por el exterior no son autocríticos cuando hay periodistas tal vez en tu país que son encarcelados por decir lo que piensan, cuando tu puedes decir lo que piensas mediante tu música? Y otra cosa, yo creo que lo único que nosotros debemos de ver como mundo globalizado en donde las comunicaciones nos alcanzan cada vez más es que no debemos ser cómplices ni en Cuba ni en México ni en este recinto ni fuera de él sino ver que todos debemos tener la libertad para expresar lo que sentimos y lo que pensamos y en lo que si estaría de acuerdo con Fox es que ojalá nos cantaras hoy.

SILVIO: este, discúlpame que te corrija, pero yo no dije algo que tu dices que yo dije. Yo no dije que en Cuba los derechos humanos estaban perfectos, eso yo no lo dije.

LA MUCHACHA: Bueno, mencionaste que estaban bien.

SILVIO: dije básicamente que los derechos humanos básicos estaban respetados. Eso fue lo que yo dije.

LA MUCHACHA: si pero...

SILVIO: y dije que...

LA MUCHACHA: Si pero los derechos básicos también son la libertad de expresarse.

SILVIO: Yo creo que no. Yo creo que lo básico es la posibilidad de vivir. (Aplausos)

LA MUCHACHA: ¿Pero si un ser humano no puede expresar lo que piensa?

SILVIO: Yo conozco países en que mucha gente expresa lo que quizás algunos no pueden expresar en Cuba, y sin embargo, hay una población infantil que nunca llega siquiera a la edad de poderse expresar. ¿Tú no consideras eso un derecho humano?

LA MUCHACHA: claro, claro.

SILVIO: Pero mira, no transformemos esto en un diálogo, yo básicamente estoy de acuerdo con todo lo que dices, lo único es que te quería corregir por que pusiste en mis labios algo que no dije y quería aclararlo. Pero básicamente yo estoy de acuerdo con todo lo que tú dijiste. También con otra cosita que te quiero aclarar: las personas que fueron presas en Cuba, esas 75 personas que fueron presas, no fueron presas por expresar su opinión. Fueron presas por que en Cuba hay una ley que dice que las personas naturales del país, que conspiran con una potencia extranjera para subvertir el orden del país, incurren en un delito penable y estas personas incurrieron en eso, osea que si tu quieres, no sé, si lo que no te conviene es que exista esa ley en Cuba, quizás te parece mala ¿no? Una ley mala. Ley similar a esa existe en E.U. existe en España, en Francia, en muchos países. (La chica interrumpe) por favor déjame terminar. Yo te voy a dejar hablar, si yo fui quien te mandó el micrófono. Si tu quieres que acabemos con esa ley, yo te podría decir que esa ley existe por que en Cuba, la revolución Cubana tiene necesidad de defenderse. Esa ley no la puso ahí ninguna voluntad tirana ni sinvergüenza sino todo lo contrario, esa ley se puso ahí para defender las conquistas de la revolución. Y si lo que me estás planteando es que la revolución en Cuba no tenga leyes con las que se defienda. Imagínate tú ¿Con que leyes nos quedamos? ¿Con las que hacen nuestros enemigos? ¿La ley Helms-Burton? Que nos humilla no sólo a nosotros; por que es una ley extraterritorial que nos prohibe ir a otros lugares, a otros pueblos a comerciar con nosotros. Esas son las leyes con las que nos tendríamos que quedar, con las leyes que nos condenan, que nos cierran los caminos de la revolución, ¿y con las leyes que defienden a la revolución no? Realmente no estoy de acuerdo.

LA MUCHACHA: claro, yo nada más me quedo parafraseando, te diría, tal vez, yo no estoy de acuerdo con lo que dices pero daría mi vida por que pudieras expresarlo.

Luego de esta polémica que se desató, la gente del público, desde mi punto de vista tuvo una actitud bastante reprobable ya que abucheó a la muchacha sin dejarla terminar la frase, lo cual me parece aberrante ya que aunque yo creo que la respuesta de Silvio fue bastante coherente, no veo por que abuchear a una muchacha que solamente está dando su opinión y manifestándose en desacuerdo con la opinión del cantautor. Silvio mismo ha proclamado el respeto a la opinión ajena y muchos de los asistentes parecen no haber entendido nada puesto que no respetaron la opinión de la muchacha y las rechiflas no se hicieron esperar.

Silvio Contestó muchas preguntas más, sobre todo de niños, cosa que me impresionó mucho; y me refiero no al hecho de que le haya contestado a los niños, sino al hecho de que los niños se expresaran de esa manera de la música de Silvio: todos hablando de la influencia que la obra del músico y poeta tenía en sus cortas pero maravillosas vidas.

En cierto momento, el comentario de un cantautor hizo que Silvio pidiera que levantaran la mano todos los que estaban presentes y tocaran la guitarra, las manos en el aire fueron demasiadas, Cosa que me sorprendió y me supongo que sorprendió también a Silvio, ya que puedo asegurar que de los que levantaron la mano la mayoría sabíamos tocar en la guitarra al menos diez canciones de Silvio y seguramente también fueron las primeras canciones que aprendieron. (En mi triste caso, no puedo presumir que la primera canción que toqué en la guitarra fue una de Silvio, aunque lo hubiera deseado, pero por desgracia fue una de los caifanes)

El momento culminó con algo que en definitiva me sacó una lágrima, y es que luego de que Silvio confirmara que cantaría un par de canciones en el concierto del 1ero de mayo, la gente insistía una y otra vez con que cantara.
Yo había visto previo a la conferencia un estuche negro con una guitarra que dejaron debajo de la mesa donde nos servíamos agua, pero me imaginé que igual que como sucedió en Guadalajara, el destino del instrumento era el ser autografiado por Silvio. Afortunadamente me equivoqué, un miembro de su staff sacó la guitarra de su estuche y la llevó hasta Silvio, quien primero la observó extrañado y luego optó por verificar que estuviera afinada.

El momento fue una sorpresa para todos puesto que no existía en ese recinto el equipo necesario para que Silvio cantara, ni siquiera había un atril para sostener el micrófono y la guitarra no era electroacústica, no obstante y como si estuviéramos en la sala de la casa de Silvio Rodríguez, el maestro tomó la guitarra, se sentó en el brazo del sillón negro acomodándola para que no se le resbalase, mientras don personas sostenían un par de micrófonos, uno que ubicaron manualmente en la boca de la guitarra y el otro en la boca de Silvio, dos bocas que estaban a punto de hacer magia y dos bocas que ocasionaron que no pudiera contener las lágrimas de emoción. El tener a Silvio con una guitarra a tan pocos metros de mí y en una forma tan casera fue una experiencia que seguramente no voy a olvidar. El aprendiz comenzó a emitir los acordes de la pequeña serenata diurna tan lúcidamente como los recuerdo de toda la vida que al principio escuché perfectamente sin ningún tipo de micrófono por que al parecer no encontraban aún la forma correcta de sostenerlo.

Cuando Silvio comenzó a cantar que vivía en un país libre fue el momento en el que me partí por completo, y es que esa magia sincera que el maestro transmite al cantar es única, Silvio cantó con la misma fuerza y con el mismo corazón que siempre lo ha hecho.

Estaría de más decir la gente coreó la canción, que la gente lo vivió plenamente y que al terminar la canción la algarabía era demasiada y Silvio bajó del escenario y abandonó triunfante el recinto.

Nos dio mucho más de lo que esperábamos y eso fue muy bueno, el ambiente que Silvio logró generar fue íntimo. Esa es la palabra que encuentro más correcta, a pesar de que yo creo que el número de asistentes rebasó los mil, todos tuvimos la impresión de estar en la sala de nuestra casa con Silvio como invitado, en la que charlamos sobre sus puntos de vista y hasta nos cantó. Ya sé que parece increíble pero esa fue mi impresión y supongo que fue la impresión de muchos asistentes.

La organización del evento ayudó mucho a que el evento levantara de esa manera, impresionante, íntimo. Bien por Alejandro Correa, Director General del Festival de la Palabra Ciudad de México. Y no me cansaré de repetirlo. Una vez más, Silvio reafirmó en mí la idea que tenía de él, el concepto de un hombre maduro y coherente, el Silvio que habla es el mismo que canta y eso es importante en un artista. Muy importante. Gracias Silvio una vez más por darnos esas pruebas de humildad, por demostrarnos que los verdaderos artistas existen en verdad y por regalarnos esa conclusión perfecta a tan maravillosa charla.

Gracias Silvio por entrar a la sala de nuestras casas.

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